Sólo Dios sabe en cuántas ocasiones
habré bajado a verte en tu ventana,
esperando tardase la mañana
ya sabes, como yo, por qué razones.
Por lo bajo jurábamos querernos
cada día más que en el día anterior,
diciendo que jamás habría otro amor
como el nuestro, con lazos sempiternos.
No acierto a describir las emociones
sentidas al llegar junto a tu reja,
que muchas, incontables ilusiones
te ofrecía en magnífica bandeja,
incluso hasta en la letra de canciones
que el alma del cantor siente y refleja.