Estaba un jilguerillo en una rama
en hora en que despierta el sol naciente
llenando con sus trinos el ambiente;
me tiré presuroso de la cama
y extasiado y feliz quedé prendido
disfrutando el regalo del concierto
que el pequeño jilguero con acierto
estaba interpretando, en él sumido.
Cuántas veces en estas tales cosas
que nos trae la sin par naturaleza
tan sencillas, baratas y armoniosas
las perdemos, por ir con ligereza,
pensando en que no son tan primorosas
y el parar mostraría tu flaqueza.