Recuerdo aquellos juegos que de niño
jugábamos en buena compañía,
tanto, tanto que incluso todavía
me vienen a la mente con cariño.
Eran juegos alegres, solidarios,
exentos de peligro y muy sencillos,
conocidos por todos los chiquillos,
que seguro los guardan en almarios.
Pérrica, roma, tin, rata escondía,
corcho, mocho, burro, bolas y taba,
rescate, balón, aro y más había
como gerva, las balas y aun estaba
también el escondite y más diría
como trompa y cantea, que olvidaba.
Bastante se jugaba,
pero todos los juegos que existían
muchísimo papel ocuparían.