En la puesta de sol que hay en la tarde
resaltan los colores sonrosados
junto a otros de tonos azulados
con el disco del sol haciendo alarde
de belleza. Quien pueda, que los guarde,
que merecen muy bien el ser guardados
esos rayos, de hermosos irisados
y si queman que en sombra se resguarde.
Se va el sol con promesa de regreso
que hace un día, el otro y el siguiente
y a la tierra la vuelve a dar el beso
de sus rayos, con un amor ardiente,
que a veces la calienta con exceso
y el día la parece insuficiente.