Me gustan las llamadas travesuras
que entre niños a veces se cometen
y que entre ellos regañen y se reten,
porque al cabo se trata de criaturas.
Las batallas que tienen en el juego
le sirven al pequeño para mucho,
ya que conseguirán hacerle ducho
en la lucha que vaya a tener luego.
Eso hacen también los animales,
que juegan, con los padres en presencia,
pues la lucha y el juego son normales,
ya que en ellos se adquiere la experiencia
evitando con ella algunos males
venidos sabe Dios de qué imprudencia.